quién soy
Si supiera silbar, estaría en algún parque entreteniendo a las ardillas.
me llamo lola
Yo quería ser psicóloga pero mi padre me sugirió que hiciera algo de provecho.
Entonces me apunté a periodismo y busqué una mesa en la cafetería, que es donde más se aprende.
Cuando llegó la hora de hacer prácticas escogí pasar varias noches en la radio de un empresario muy famoso que a finales de los ochenta se vistió de Superman y quiso pegarle un puñetazo a un ex-ministro. Mi trabajo consistía en recolectar titulares para el boletín informativo que dirigía un señor del que no recuerdo el nombre pero por el que aún me huele el pelo a Winston.
Ahí termina mi fugaz carrera de pseudo reportera y empieza la de vendedora de historias.
Tengo un talento especial para llevar la contraria. Si tú me dices que eso es un lago, yo te diré que es una piscina olímpica para patos ambiciosos.
Escribo porque me gusta que una palabra pueda cambiarlo todo: si en lugar de “gris” escribo ”neón”, paso de una ciudad triste a una distopía de ciencia ficción y que una coma pueda salvar vidas: “Vamos a comer, niños” versus “Vamos a comer niños”.
Escribo porque la alternativa sería hablar, y eso es mucho peor.
Escribo porque es la única profesión en la que el caos mental no sólo es aceptable, sino que se celebra, y cumplo con devoción todos los clichés: tengo un gato, bebo café muy por encima de lo recomendable y no duermo.
Escribo porque es más barato que la terapia, menos raro que llorar en el gimnasio, y, sobre todo, porque evita que termine discutiendo con el microondas sobre la lógica detrás de su pésima distribución de calor.
Te ayudaré a hablarle a tu cliente:
Para que le vendas más (sin cuentos chinos).
Para que te recomiende a sus amigos.
Para que te vean sus vecinos envidiosos y quieran formar parte de tu club.
Satisfied Clients
Projects
Articles
Cups of Coffee
“ cita sobre escribir
Todos mis clientes tienen algo en común: quieren ganar.
Más ventas
Más clientes
Más visibilidad.
Saben que lo que de verdad vende son las historias.
La forma en la que le hablan a sus clientes.
A veces tres palabras son suficientes (piensa en ese coche y esa mano asomando por la ventanilla).
A mis clientes no les gusta escribir,
no tienen tiempo,
no se les ocurren nuevos ángulos de conversación.
Ni falta que les hace, porque para eso ya me tienen a mí.
Ahora quieres saber con qué clientes he trabajado, lógico. Tienes una muestra arriba, en Clientes.
Si una muestra no te vale, porque eres un escéptico y a ti nadie te engaña, puedes escribirme y te doy más detalle.
Contactarme es gratis y tiene premio.